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En un artículo anterior hablábamos de los tres elementos de una relación sana y decíamos que en artículos posteriores hablaríamos de los vínculos de pareja tóxicos o insanos.

Hoy quiero hablar de la relación espejo. En este tipo de relación las dos personas que lo componen no tienen conciencia de lo que es realmente una relación de pareja.  Su relación gira en función de la utilidad que tienen el uno para el otro, de forma que el afecto se instrumentaliza «me vales o no me vales» «ya no te quiero, ahora sí»… el cariño depende de lo que el otro hace por mí. El otro es solo un espejo que refleja mi gloria y lo maravilloso que soy y, si no lo hace, o le abandono o las consecuencias son terribles.

Cuando uno de los dos está centrado en un objetivo, deseo, tarea… el otro pasa a un segundo plano y solo existe si es útil para el objetivo.

Es cierto que todas las parejas pueden pasar por una etapa parecida (más o menos larga), el problema aparece cuando esta forma de relacionarse es la única que conocen (y que incluso trasladaran a sus hijos si los tienen).

[Tweet «Solo me vales si me adoras. La relación patológica en espejo.»]

Diferenciamos dos niveles en este tipo de relación:

  • En el nivel mas grave cada miembro de la pareja va «a su bola», viven juntos pero cada uno en su propio mundo. Su comunicación (por llamarla algo) es pobre, no se cuidan ni tienen afecto el uno por el otro, es más, el otro solo aparece como en un espejo, como una prolongación de uno mismo. No suelen tener relaciones, ni muy profundas ni muy intensas, fuera de la pareja. Casi nunca consultan juntos en terapia y, si lo hacen, es para que le digamos al otro que «no hace lo suficiente por mí».
  • El nivel menos grave es más versátil. Aunque la relación sigue siendo un espejo en el que cada uno ve solo sus propias necesidades, el otro aquí cumple una función importante pues «tiene que jugar el papel de cómplice en satisfacer mis necesidades». Es un juego relacional superficial, frívolo, aunque dañino e interesante, en el que entran en acción luchas por quién es más guapo, listo, inteligente, rico, culto… este juego se puede jugar de dos formas:

1.- Dos reyes (o reinas, o rey y reina) parecen «pelear» por el trono, pero en realidad son dos pavos reales que muestran a los demás (la plebe) lo maravillosos que son, lo buena pareja que hacen y nos dejan ver algo de su gloria… Es un juego que suelen jugar dos personalidades narcisistas que se miran y admiran a sí mismos en el espejo de la maravilla del otro.

2.- Un rey o reina y un sirviente (o sirvienta) en el que quién hace el papel de sirviente es totalmente prescindible para el otro. Es un juego que suelen jugar una personalidad narcisista y una personalidad dependiente, en el que si el sirviente deja de ser «útil» para el narcisista, es fácilmente reemplazable. ¿Y por qué se mantiene el dependiente en la relación? por la esperanza en que «algún día el otro se dará cuenta de cuánto valgo» (cosa que no sucederá nunca, y además es triste porque esa frase no habla de cariño, habla de utilidad, y el amor ha de ser necesariamente incondicional) y también esperando que, si se mira en el espejo del narcisista, se le pegue algo de su gloria.

[Tweet «Se miran y admiran a sí mismos. Relación patológica en espejo.»]

En este tipo de vínculo, «mis necesidades» son siempre urgentes, inaplazables y más importantes que las tuyas. Un ejemplo de esto que he visto en consulta: «Si, pesado, ya sé que salías del hospital de recuperarte de un infarto, pero es que tenía que ir de compras con mi madre… hay que ver cómo te pones por nada»; Esta conversación se dio en Madrid, y la madre con la que tenía que ir de compras estaba en Valencia…

Siguiendo lo que decíamos en el artículo sobre la tres patas de un vinculo sano, el afecto depende de lo que hagas por mí, si haces lo que te pido te premio con cariño. La sexualidad es muy pobre y casi siempre centrada en uno mismo (aunque se esté con otro), y el proyecto común se limita a lo que aumente mi gloria, prestigio y apariencia.

Como se puede imaginar, la terapia de pareja con ellos es difícil, pero no imposible. Intentan poner al terapeuta en el lugar del espejo (a mi me han dicho que solo venían a verme porque “eres el mejor y yo no me merezco menos». Yo, no nosotros…) y si el terapeuta no colabora en reflejar su gloria tienden a abandonar la terapia.

En estos casos es recomendable un tiempo de terapia individual para luego pasar a reparar el vínculo de pareja.

¿Tu relación es así?, ¿te sientes identificado/a?, a lo mejor podemos ayudarte.

[Tweet «Mis necesidades son más importantes que las tuyas. Relación patológica en espejo.»]

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